Y Él (Cristo) dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Efesios 4:11-13

¿Qué es la iglesia? Aquí no tenemos el tiempo ni el espacio de responder esta pregunta a fondo. Lo que podemos decir brevemente es que, de acuerdo con la Biblia, la iglesia es un grupo de personas que adoran al único Dios verdadero. Algunas veces este grupo de personas se encuentra reunido y otras veces no, pero aun así es llamado la iglesia.[1] Esto es sumamente importante por dos razones. 1) La iglesia no es un lugar, sino las personas que se reúnen, y 2) la iglesia no es lo que hacemos cuando nos reunimos los domingos por la mañana o en algún evento especial.

A la luz de esto, realmente debemos preocuparnos entonces por responder otra pregunta, ¿de qué se trata la iglesia? Los versículos de Efesios citados arriba nos dicen que Dios otorga dones especiales a ciertos individuos para que estos capaciten a otros y todos podamos servir en distintas capacidades que nos ayuden a nosotros y a otros a crecer en nuestro caminar espiritual, a tener un mismo pensar y sentir en la fe y, sobre todo, llegar a ser como Cristo. De esto se debiera tratar toda iglesia. Por eso…

EXPLORA

No importa si hemos estado en la iglesia por muchos años o apenas la hemos visitado unas cuantas veces, uno de los aspectos claves en nuestro crecimiento espiritual es el conocer más y más a Dios y su mensaje para nosotros.

Si en realidad existe un Dios que hizo todas las cosas, es importante saber quién es ese Dios y que espera de nosotros. Una sencilla forma de hacer esto es acercarnos humildemente a escuchar su palabra. A través de ella, podemos comenzar a conocer la esencia y el carácter de Dios al ver cómo ha tratado a la raza humana desde su creación.

En ECD creemos que Jesucristo es la esencia de Dios –Dios mismo encarnado– y que toda la Biblia nos apunta a él de alguna u otra forma. Una manera de explorar quien es Él es asistiendo a los servicios dominicales. Sin embargo, es probable esto no sea suficiente ya que habrá preguntas y dudas que no puedan resolverse durante una hora el domingo. Por esa razón, una forma complementaria de explorar quien es Jesucristo y su mensaje (el evangelio) es por medio de grupos de estudio.

EXPERIMENTA

El crecimiento espiritual no sucede en automático una vez que tenemos más información acerca de quién es Dios y cuál es su mensaje para nosotros. El crecimiento espiritual ocurre en la medida en la que nos relacionamos adecuadamente con Dios y con otros.

Conocer al Dios de la Biblia y su Palabra es parte integral del crecimiento espiritual. Sin embargo, muchas veces la palabra “conocer” en la Biblia tiene una connotación relacional. Es decir, “conocer” a alguien –en la Biblia– es relacionarse con alguien. Esto es verdad incluso en nuestro contexto. En un sentido, no puedo decir que “conozco” a alguien, a menos que tenga una relación con esa persona.

Es posible que algunas personas tengan conflictos intelectuales para aceptar algunas doctrinas acerca de Dios, la iglesia o la Biblia. No obstante, esto no siempre es el mayor impedimento para nuestro crecimiento espiritual –especialmente para los que ya estamos en la iglesia. La barrera más grande es que intentamos hacerlo solos, aislados de una comunidad que nos supervise, nos confronte y nos anime a vivir en línea con el evangelio por la gracia que se nos ha mostrado.

Por esta razón, un estudio bíblico además de asistir a los servicios dominicales no es suficiente. En ECD creemos que una forma de supervisión, de confrontación y de animarnos unos a otros a vivir el evangelio es por medio de grupos de discipulado. El enfoque de esos grupos no es tanto el “aprender más teoría.” El enfoque está en ver como la información que tenemos acerca de Dios y del evangelio, está moldeando nuestras vidas, apoyarnos unos a otros en oración y crecer en nuestra relación con Dios y con otros.

EXPLOTA

Cuando los dos elementos anteriores (Explora y Experimenta) ocurren en la vida de una persona, inevitablemente esa persona es transformada. Esto no sucede de la noche a la mañana, pero el resultado siempre es el mismo: gratitud y amor por Dios, que nos conducen a una vida de servicio.

Esta vida de servicio es una vida de servicio a Dios que no se puede separar de nuestro servicio a otros. Es decir, no puedo servir a Dios sin servir a otros; y no podré realmente servir a otros sin antes tener presente a Dios. Servir a Dios y a otros significa poner a disposición de otros todo lo que hemos recibido de parte de Dios. Esto incluye nuestros dones, nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestras manos, nuestras fuerzas, en pocas palabras, nuestra vida entera.

Lo anterior no es la razón por la cual Dios nos acepta. Somos aceptados y salvados únicamente por gracia, por la fe en la obra y persona de Jesucristo. Esto tampoco aporta algo a nuestra salvación; solo que cuando este servicio nace de nuestro conocimiento de Dios y su evangelio, de experimentarlo, es evidencia precisamente de ello (de que lo conocemos y que tenemos una relación adecuada con él).

Por último, servir a Dios no se trata de tener un título o cargo oficial en la iglesia. Dios llama a ciertas personas para cumplir con ciertos roles en su iglesia, pero nos llama a todos a amarlo a él, a su iglesia y al mundo que creó. Por eso no podemos ignorar este último aspecto de la vida cristiana.

[1] Edmund P. Clowney, The Church: Contours of Christian Theology; Intervarsity Press, 1995.