Los ancianos

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Pbro. Jose Luis Cardona Rdz.


1 Timoteo 3:1-7

Obispos y diáconos

Se dice, y es verdad, que si alguno desea ser obispo, a noble función aspira. Así que el obispo debe ser intachable, esposo de una sola mujer, moderado, sensato, respetable, hospitalario y capaz de enseñar. No debe ser borracho ni violento, sino respetuoso, apacible y no amante del dinero. Debe gobernar bien su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debido respeto; porque el que no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios? No debe ser un recién convertido, no sea que se vuelva presuntuoso y caiga en la misma condenación en que cayó el diablo. Se requiere además que hablen bien de él los que no pertenecen a la iglesia,[a] para que no caiga en descrédito y en la trampa del diablo.

Tito 1:5-9

Tarea de Tito en Creta

Te dejé en Creta para que pusieras en orden lo que quedaba por hacer y en cada pueblo nombraras[a] líderes de la iglesia, de acuerdo con las instrucciones que te di. El líder debe ser irreprensible, esposo de una sola mujer; sus hijos deben ser creyentes,[b] libres de sospecha de libertinaje o de desobediencia. El obispo tiene a su cargo la obra de Dios y por lo tanto, debe ser irreprensible: no arrogante, ni iracundo, ni borracho, ni violento, ni codicioso de ganancias mal habidas. Al contrario, debe ser hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, santo y disciplinado. Debe apegarse a la palabra fiel, según la enseñanza que recibió, de modo que también pueda exhortar a otros con la sana doctrina y refutar a los que se opongan.